Tuesday, March 2, 2010

PARO SENTIMENTAL




















El amor se desquebraja, el paro sentimental lo inunda todo. La crisis también llega al corazón en forma de cola del paro y de contrato basura. Antes uno amaba de forma indefinida, ahora se hacen contratos al amor de tres, seis o nueve meses para acabar después haciendo cola en la cola del paro con dos años de paro sentimental, cobrado durante dos años un ochenta por cierto de todo lo que fue y que ahora ha quedado reducido al ya no será y pequeñas migajas y rotos recuerdos.

Las aceras se llenan de desempleados del amor; hay hombres grises y mujeres cabizbajas que esperan una llamada, un vuelco al corazón, que les cambie la vida. Aquí no es cuestión de inflar el currículum vitae de los enamoramientos sino de desinflarlo, de ampararse en no haber sido el candidato perfecto, en no haber dado tu mejor perfil. Hay academias para estos casos del corazón, donde uno puede poner su titulación en la materia y explicar si posee grado medio o superior o qué nivel de lengua o qué experiencia previa tiene.

Y es que el mercado sentimental está a la baja, por eso hay quien se conforma con amores de nueve a tres, de horario de oficina, amores de funcionario; amores estériles, limpios y despreocupados que no apasionan pero amparan pues siempre dicen aquello de “vuelva usted mañana”.

Hay amores en periodos de prueba, amores becarios, amores en los que si no das la talla te despiden de la noche a la mañana y ponen en tu lugar otro que es capaz de dar más amor y esperar mucho menos, otro que siempre suele ser más joven que tú y con menos experiencia, de ahí que dé más y espere menos. También hay amores con contratos basura, que toleran lo que no se tendría que tolerar y perdonan lo imperdonable por tal de no verse en la calle. Y hay amores temporales en los que cuando se da el primer beso para sellar el contrato se sabe lo que va a durar el amor.

Hay amores sin contrato; amores en los que uno sabe que ama sin red y besa sin derecho a finiquito, amores que no cotizan en el listado del amor pero que marcan. Y luego también están aquellos amores que en noches oscuras y solitarias, se firman por obra y servicio y que duran lo que dura esa noche y luego otra vez al desempleo.

Es difícil encontrar un amor indefinido, uno en el que se dé amor por el hecho de dar y no por el de recibir, uno que dure toda la vida, que no cause baja y con en el que se opte al plus de antigüedad. Un amor con el que uno ni siquiera piense en jubilarse y lo siga practicando más allá de los sesenta y cinco. Yo no sé ustedes, pero yo, con uno así, no quiero oír hablar de prejubilarme. Y casi mejor si amplían la vida laboral más allá de los setenta, al fin y al cabo, no hay nada más sano que amar.

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